viernes, 15 de julio de 2011





Indiferente como saber de que marca es ese ron, tras seis o siete copas. Insignificante como ese lazo en tu tanga o esa liga en tu muslo. Nunca te acuestas a tiempo por la inercia de descubrir la noche. Porque tus ojos son un continuo ir y venir de luces. Porque parece que enfría y es la 1990 vez que hago este trayecto a casa. Porque ya no será la misma desde que la viste sangrar por la nariz, pero joder, era precioso ver como los glóbulos llenaban los surcos de sus labios. No es lo mismo. Por eso nos quedamos con la noche.


- Miguel Kilgore

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